jueves, 11 de marzo de 2010

MOMENTO CULTURAL(2). 2666 DE ROBERTO BOLAÑO.


Bien queridos amigos: Cada época de la historia tiene sus escritores, no muchos, nunca mas de diez. Sin duda uno de los que quedará asociado por siempre al final del S.xx será el chileno Roberto Bolaño. No es que sea un experto en Bolaño, sólo he leído "Los Detectives Salvajes" aparte de "2666", pero tengo la certeza de que todo lo que lea de él me parecerá cuanto menos excepcional y también tengo la certeza de que Bolaño tendrá por siempre un sitio importante en la historia de la literatura mundial.
2666 es una novela de novelas, torrencial y abrumadora. Dividida en cinco partes:
La parte de los críticos, La parte de Amalfintano, La parte de Fate,La parte de los crímenen y la parte de Archimboldi. Todas unidas por la Ciudad De Santa Teresa, trasunto de Ciudad Juarez y epicentro de todo el mal que la humanidad ha ido acumulando Resumir en unas pocas líneas el argumento de la novela, me parece imposible y del todo inútil. A lo largo de toda la novela(1.125 páginas) se suceden cientos de historias y de personajes fantásticamente construidos. Con Bolaño me pasa que, de repente, me vienen a la cabeza alguna de sus historias y ya no sé si las he leído, me la ha contado en un bar algún amigo o la he vivido yo mismo. Por que para mi el valor de Bolaño reside en su innata capacidad de contar historias. Devolviendo al oficio de escritor y al arte de la literatura a la esencia de lo que siempre fue: contar historias.
No es una novela fácil, en muchas partes resulta extenuante y excesiva, pero tomemos nota de la reflexión de Amalfitano acerca de las preferencias de los lectores por las obras "perfectas" antes que los ejercicios "suicidas" de los grandes autores:

"[El farmacéutico] prefería claramente, sin discusión, la obra menor a la obra mayor. Escogía La metamorfosis en lugar de El proceso, escogía Bartleby en lugar de Moby Dick, escogía Un corazón simple en lugar de Bouvard y Pécuchet, y Un cuento de Navidad en lugar de Historia de dos ciudades o de El Club Pickwick. Qué triste paradoja, pensó Amalfitano. Ya ni los farmacéuticos ilustrados se atreven con las grandes obras, imperfectas, torrenciales, las que abren camino en lo desconocido. Escogen los ejercicios perfectos de los grandes maestros. O lo que es lo mismo: quieren ver a los grandes maestros en sesiones de esgrima de entrenamiento, pero no quieren saber nada de los combates de verdad, en donde los grandes maestros luchan contra aquello, ese aquello que nos atemoriza a todos, ese aquello que acoquina y encacha, y hay sangre y heridas mortales y fetidez. (p.289)".
Eso es "2666" en definitiva: heridas mortales, sangre, fetidez, espejos, sueños. El último y mortal combate de esgrima de Roberto Bolaño.

lunes, 8 de marzo de 2010

DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS


Bien amigos: Ayer fueron los oscars, así que vamos a hablar de cine. Este año, de las películas que optaban a los calvos sólo he visto el circo de Cameron y me entretuvo sin mas. El cine que se hace ultimamente me da bastante asco; ni me emociona, mi me revuelve las tripas, ni me provoca ni nada de nada. Por eso recurro cada vez mas a los clásicos y al cine de antes y voy dejando de lado poco a poco las propuestas actuales de gran empaque visual y nula alma.
Pero como en todo, siempre hay excepciones. No todo es bazofia y así como del año pasado salvaría "Camino" y "Gran Torino"( creo que son de el año pasado) de este año me quedo sin duda con la (para mi) maravillosa "Donde viven los monstruos" de Spike Jonze.
De pequeño me encantaba jugar con mis juguetes, jugaba y jugaba sin parar y siempre me llamaba la atención el hecho de que los adultos no lo hiciesen. Siempre me pregunté el por qué de este asunto. ¿Cuando y por qué me llegaría la hora de aparcar los juguetes?. No lo entendía. No sabía si de repente un día al levantarme guardaría mis muñecos para siempre o si sería algo que haría poco a poco. Hoy lo se.
Tampoco entendía mucho a algunos compañeros (sobre todo las chicas) de mi clase que de un día para otro o de un curso para otro, dejaban de divertirse como antes y parecían y se comportaban sin que yo le encontrara explicación alguna como si fueran mucho mas mayores. Hoy lo se.
De todo eso y más trata esta maravillosa película: del vértigo de crecer, de la tristeza que impregna para siempre los juguetes con los que jugamos de pequeños, del terror, de la soledad, de la crueldad de la infancia, de la incomprensión, de la libertad y de el amor. De la relación de las madres con sus hijos.
Tema este último que queda perfectamente refelejado en la última escena de la película, una escena hermosísima y uno de los mas bellos homenajes a las madres que he visto en una sala de cine.
Tenemos aquí el reverso oscuro de Barrio Sesamo, una pequeña joya que como casi todas las joyitas ha pasado bastante desapercibida.
El aspecto visual es una delicia, la música de Karen O perfecta, las interpretaciones de Max Records (el niño protagonista) y de Catherine Keener (su madre) espectaculares. Imprescindible verla en versión original ya que los actores James Gandolfini, Forest Whitaker, Chris Cooper y Catherine O´Hara hacen una gran labor poniendo las voces a los monstruos.
Sólo recomendable para los que aún no han matado al niño que somos siempre.