
Bien queridos amigos para el que no lo sepa he dejado de fumar. Si, ya se que sólo llevo 2 meses para 3 y que es todavía muy pronto para lanzar semejante afirmación, pero hay que tirarse al barro. No sólo lo afirmo categoricamente si no que además dejo constancia por escrito, para que podáis llamarme gilipollas y bocazas a la cara tranquilamente si algún día volviese a fumarme un cigarro.
Mi idilio con el tabaco empezó a los 16. Aún recuerdo como escondía los paquetes en el patio, como me gustaba el olor a tabaco en mis dedos lo genial que me veía en los escaparates con un cigarro en la boca.
Desde entonces hasta hoy, no me podía imaginar la vida sin tabaco. No entraba en mi cabeza la idea de tomarse un café o una copa, de esperar a alguien, de disfrutar de un anochecer o de un amanecer, de salir del cine de disfrutar de una sobremesa sin un pitillo en la boca ¿y qué paso pues? . Nada especial, el día 1 me levanté y recapacite: me había fumado 3 paquetes de tabaco el 31 ¿ y para qué?. La verdad es que el tabaco es una droga muy estúpida: ni coloca, ni divierte, ni tranquiliza, ni excita. Así que ¿para que seguir drogándose?. "Voy a intentar dejarlo" pensé y acto seguido me compré un paquete de tabaco, ni que decir tiene que me lo clavé ese día. El día siguiente compré lo que a la postre, sería mi último paquete de tabaco: "disfrutaré de el, lo administraré sabiamente, estiraré el momento hasta que llegue la hora de fumarme el último piti. Momento este que rodearé de una liturgia y de una seriedad como solo este último cigarro se merece" pensé admirando el paquete de Chesterfield. Al cabo de un par de horas ya sólo me quedaba un cigarro. Le dije a Manolo que observase ese último cigarro, que fuese consciente de que sería el último que yo iba a fumarme, que le tenía preparado un lugar especial para fumármelo y rendirle un gran homenaje. El gran Manolo me dijo que si estaba gilipollas y que me lo fumase ya de una puta vez y dejase de dar el coñazo. Dicho y hecho adiós tabaco aquí te dejo último pitillo; consumido y pisoteado en el suelo mugriento de el María Mandiles un aciago 2 de Enero.
Y mis queridos amigos, ni me e puesto de mala leche ni he engordado como un cerdo ni ná de ná. Increíble pero cierto. Dejar de fumar me ha resultado mas fácil que abrir un sobre de ketchup.
No penséis que ahora voy a ser una especie de Mercedes Milá dando el coñazo a toda la gente, que cada uno haga lo que quiera faltaría mas. Simplemente digo y afirmo que dejar de fumar es fácil y punto y que si yo lo he dejado cua quiera puede hacerlo. Los que queráis dejarlo hacerlo. Y no os gastéis ni un puto euro en libros de mierda, en parches, chicles ni en chinos que os claven agujas. Para dejar de fumar no hay que fumar y ya está. Eso si, no se os ocurra fumaros un piti en una boda, en una cenita o en ningún sitio, porque caeréis, o no, pero yo no lo haría.
He llegado a la conclusión de que no interesa que la gente deje de fumar. El tabaco mueve muchísimo dinero y es más fácil lanzar el mensaje de que dejar de fumar es muy difícil, inventar tratamientos y meter miedo a la gente creando ansiedad y haciéndonos creer que el dejar el vicio es una quimera de proporciones épicas, que decir claramente que es algo que tampoco cuesta tanto.
Ya está amigos: Los que seguís fumando, fumaros un piti a mi salud y lanzarme el humo.
Adiós tabaco siempre te hecharé de menos. Nos volveremos a encontrar cuando cumpla los 75 y todo me la sude.
Por cierto nunca he estado peor de la garganta desde que no fumo, eso es así.